Benedicto XVI: Incertidumbre y perspectivas
Prof. Enrique López Oliva (*)
La elección del cardenal alemán Joseph Alois Ratzinger, de 78 años, como nuevo Papa, el numero 265 en la historia de la Iglesia Católica, fue para unos sorpresa -no aparecía en algunas listas como "papable" por ser demasiado conservador- y para otros era el previamente "elegido" para la sucesión, precisamente por ser conservador, por el propio Juan Pablo Segundo, del que se dice le consideraba su "alma gemela", y quien tuvo con su largo pontificado tiempo de nombrar a la mayoría de los cardenales, coincidentemente de orientación conservadora.
Los jefes de los diversos estados se han apresurado a felicitar al nuevo Pontífice, siguiendo el protocolo establecido. Las jerarquías católicas del mundo, entre ellas la de Cuba, quizás la Iglesia Católica mas romana del Tercer Mundo, debido a su gran dependencia teológica y económica del Vaticano -por intermedio de unas declaraciones de Monseñor José Félix Pérez Riera, Secretario del Secretariado de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba- han manifestado su satisfacción por tener la Iglesia un nuevo Papa.
En la Plaza de San Pedro, donde se expuso de cuerpo presente el cadáver de Juan Pablo Segundo el domingo tres de abril, durante sus honras fúnebres, el anuncio del nombre del cardenal Ratzinger como nuevo Papa no provoco el entusiasmo espontáneo que siguió a la proclamación del cardenal polaco Wojtyla como Pontífice, aquel recordado 16 de octubre de 1978.
El propio Ratzinger declaro en una ocasión: "Seria un error creer que el Espíritu Santo escoge al Papa, porque hay muchos ejemplos de Papas que el Espíritu Santo no habría escogido".
No deja de ser significativo que el nuevo Papa haya elegido el nombre Benedicto XVI. El anterior Benedicto (XV) vivió momentos tormentosos como la Primera Guerra Mundial y la Revolución Bolchevique, acontecimientos que marcarían buena parte del pasado siglo XX. El propio Ratzinger se vio envuelto en la Segunda Guerra Mundial, y como muchos jóvenes alemanes fue
miembro de las Juventudes Hitlerianas, vio interrumpido sus estudios por la guerra, y participo en una unidad antiaérea en Munich, además de intervenir en la ocupación nazi en Hungría.
Ratzinger deserto del ejercito alemán en abril de 1944, en vísperas del final de la guerra; en 1945 permaneció en un campo de prisioneros de guerra, y en junio de ese mismo ano entro en un Seminario Católico. Fue ordenado sacerdote en 1951. Paso una importante parte de su vida eclesiástica como profesor de Teología (Freising 1952-59; Bonn 1959-63; Munster 1963-69; Tubingen 1966-69; Ratisbona 1969-77); actuó como perito teológico en el Concilio Vaticano Segundo y fue miembro de la Comisión teológica Internacional 1969-1977. Se desconoce que ejerciera alguna vez como pastor.
Designado cardenal -en junio de 1977- por el papa Pablo VI, el actual Pontífice paso a ser Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, durante el papado de Juan Pablo II. Al frente de esta Congregación romana -encargada de velar por la pureza ideológica católica- se manifestó críticamente contra los teólogos latinoamericanos de la liberación, en los que vio influencias marxistas, por su identificación con el pobre y el oprimido -tal como antes hizo Jesús-, así como contra los teólogos pluralistas que asumieron el dialogo inter-religioso e inter-cultural.
La Declaración "'Dominus Iesus'. Sobre la unicidad y la universalidad salvifica de Jesucristo y de la Iglesia", emitida el 6 de agosto del 2000, apareció en el marco de una actitud de condena, desde sectores de la Curia Romana, y principalmente la Congregación encabezada por Ratzinger, hacia un grupo cada vez mas numeroso de teólogos católicos que incursionan en el dialogo inter-religioso.
Existe la preocupación de que Ratzinger como Papa continúe la línea religiosa neo-conservadora respecto al dialogo inter-religioso. En Roma, en algunos círculos católicos, se interpreto la Declaración como un "mazazo teológico" contra los teólogos pluralistas. Hasta en Cuba la declaración provoco un amplio debate en el que participaron teólogos y estudiosos de la religión de diversas orientaciones, en el Centro Ecuménico Memorial "Martin Luther King Jr.", cuyas reflexiones se recogieron en un folleto publicado por el Centro de Estudios del Consejo de Iglesias de Cuba, y la revista católica 'Vitral" se hizo eco del debate.
A esta declaración siguieron medidas disciplinarias contra prominentes teólogos como el belga Jacques Dupuis. Otros teólogos enjuiciados por el "inquisidor" Ratzinger fueron: Hans Kung, colega de Ratsinger en Munster y Tubingen, el brasileño Leonardo Boff, así como Eugene Drewermann, Edward Schillebeeckx, Don Pedro de Casaldaliga, Juan José Tamayo, entre otros.
A Ratzinger le distinguió la redacción de escritos considerados "homofóbicos", por criticar y marginar de la vida religiosa a los homosexuales. El sector femenino liberal del catolicismo le preocupa, debido a la oposición del nuevo jefe de la Iglesia católica al divorcio, al aborto, a la planificación familiar y por su firme oposición a la ordenación de mujeres para el sacerdocio. En estos temas coincide con la extrema derecha religiosa estadounidense.
La elección como Papa del cardenal Ratzinger ha provocado fuertes reacciones criticas y manifestaciones de preocupación dentro del catolicismo liberal y progresista, algunos de los cuales, entre ellos los teólogos Hans Kung y Leonardo Boff, hubieran preferido un "Papa reformador". Boff, entrevistado por el corresponsal del periódico madrileño "El País" en Rio de Janeiro, declaro de ser partidario de que "los representantes de toda la cristiandad, incluso las mujeres eligieran al Papa" y afirmo que lo opuesto a la fe "no es la negación de Dios o el ateismo, lo que se opone es el miedo". Subrayo Boff que "la gran herencia de Jesús que es buena no solamente para los cristianos, sino para todos, es el ofrecimiento de un sentido de vida, de solidaridad y de compasión a la humanidad entera...Todo lo demás es mentira", asevero.
Son muchos los católicos en el mundo que consideran que debe haber un nuevo Concilio para que la Iglesia retome la línea de “aggionarmento", iniciada por el papa Juan XXIII, y sea capaz de enfrentar los grandes desafíos contemporáneos. Los conservadores, por su parte, consideran que este es el Papa necesario porque es capaz de guiar con mano firme a la "barca de San Pedro" hacia aguas seguras.
Algunos temen que Ratzinger-Papa pueda alejar aun mas a la Iglesia del espíritu del Concilio Vaticano Segundo, y pueda profundizar la crisis que vive la Iglesia Católica, ya que en lugar de "abrirse al mundo" y hacer que "el mundo se abra a la Iglesia", pudiera convertir a esta milenaria institución en una secta fundamentalista, incapaz de enfrentar con creatividad y audacia polémicos y controversiales problemas como el celibato sacerdotal, la falta de vocaciones sacerdotales, el acoso de/a los nuevos movimientos religiosos y la competencia entren religiones, la crisis de la familia, la polarización social, los graves problemas económicos que enfrenta incluso la Santa Sede, los escándalos de pedofilia de muchos sacerdotes, la deserción masiva de feligreses, etc.
En países como Brasil -considerado uno de los cuenta con mayor población católica en el mundo- la Iglesia pierde anualmente hasta un millón de fieles, en favor de denominaciones evangélicas fundamentalmente. En Cuba los jóvenes se alejan de la Iglesia Católica, y los practicantes de las religiones cubanas de origen africano -la mayoría de los cuales se condenan, también, católicos y cumplen con muchos de sus sacramentos y ritos- se sienten discriminados y faltos de acogida en los templos católicos.
A pesar de que la mayor parte de la población católica pertenece al llamado Tercer Mundo, concentrándose principalmente en América Latina, -por lo que estiman expertos que el futuro de la Iglesia Católica se decidirá en este continente- los "tercermundistas" se preguntan cuando a alguno de sus representantes eclesiásticos le será permitido llegar al trono de San Pedro;
por ahí pudiera llegar, quizás, una inculturación del mensaje del Evangelio no solo desde la parroquia local, sino desde la sede eclesial central, pero... muchos otros consideran que eso, por ahora, es mucho pedir. Queda también la duda, consideran otros, de si actualmente la Iglesia católica lo que necesita es "un perro de presa" que la protegiera, dispuesto a atacar el primero, o un "buen pastor" dispuesto a darlo todo, incluso su vida si fuera preciso, por sus ovejas.
(*) Secretario en Cuba de la Comisión para la Historia de la Iglesia en Latinoamérica (CEHILA-CUBA)
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