Jugando con el fuego
El presidente electo de Haití está jugando con el fuego. El regreso de Aristide puede ser uno de los mayores dolores de cabeza de los intentos de democracia en ese país. Corrupto – pese a toda la ayuda y confianza depositada – Aristide cerró los ojos a todo el narcotráfico que pasó por su territorio. Es cierto que la constitución haitiana dice que nadie puede ser exiliado de por vida de su país – eso es bueno –, pero es caso de preguntarse si realmente la presencia del ex presidente no será un problema para Prevál, teniendo en cuenta de que en su mandato anterior, el empresario estuvo siempre en manos del antiguo cura de los pobres. Cuando se fue, encontraron miles de dólares en ayuda externa en el sótano de su casa. Conozco a Aristide, he hablado con él. Pero me ha defraudado. Y, lo asumo, escribí muchas cosas defendiéndolo.
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