julho 15, 2005

HASTA LUEGO / AIberto deja el Herald

Alberto Ibarguen fue el hombre que me contrató para El Nuevo Herald. El hombre que creyó en mi y me dio todo el dinero que me hizo falta para llevar a cabo todas mis locuras. El hombre que me dejó atravesar el ojo de un huracán, que me devolvió a La Habana para asistir a la llegada del Papa Juan Pablo II y después denunció a los intolerantes que me expulsaron de la isla. Fue también el editor que entre bambalinas me acompañó en los momentos difíciles de la crisis del niño Elián, que en las radios de Miami disputó, palmo a palmo, la integridad de mi trabajo frente a los demonios y me defendió contra funcionarios y políticos corruptos, que me envió a denunciar los desvaríos de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, que me pidió que investigara la economía informal en Miami y aun hoy día se divierte con esa foto mía vendiendo naranjas en Hialeah. Fue también el director que supo ser firme cuando los ímpetus de uno fueron más allá de lo normalmente permisible. Pero, por encima de todo, fue el amigo que me devolvió la confianza necesaria para volver en creer en una profesión que es la más maravillosa de todas y la cual, en nombre de todos, a partir de hoy, tiene una deuda eterna de gratitud hacia él.

El texto a continuación, sale mañana en El Nuevo Herald

Hasta luego, colega de noches de elecciones, de noches de huracán, de noches de premios; y es que Alberto quiere que lo recuerden por su pasión por el periodismo y su respeto hacia los que han trabajado a su lado.

Ayer, al despedirse de editores, reporteros y otros empleados de Miami Herald Publishing Company, Alberto Ibargüen, quien fue hasta ayer el editor de El Nuevo Herald y The Miami Herald, no pudo dejar de mostrarse conmovido por los 10 años que pasó en esta casa.

"Los voy a extrañar", confesó a unos 100 empleados congregados a su alrededor.

Poco después, en su última entrevista como editor antes de cerrar la puerta de su oficina, ya vacía de libros, papeles y cuadros, Alberto, como siempre le ha gustado que lo llamen, dijo que quiere ser recordado al timón de esta compañía "como alguien que siempre fue respetuoso del lector y del empleado. Como alguien que quiere al periodismo por lo que representa para la comunidad, y por la defensa de la libertad de expresión en la cual cree con fervor".

"He publicado muchas cosas con las cuales no estoy de acuerdo, pero absolutamente hay "que defender el derecho a decirlo, y hay que defender el derecho del periodista a escribir las verdades que encuentra", precisó.

En sus 10 años en la oficina frente a la Bahía de Biscayne, hubo momentos malos y buenos, admitió.

Los mejores fueron "estar en el escenario en un museo en Madrid recibiendo el premio Ortega y Gasset, y ver cómo le agradecían a Carlos Castañeda lo que había hecho, y recibiendo el reconocimiento del mundo hispanoparlante por la calidad de un periódico que yo había reinventado".

Y "el día en que la redacción de The Miami Herald me pidió que fuera con el subdirector a recibir el Pulitzer", y "el día en que me confirmaron que por primera vez, varias décadas, esta compañía había vuelto a la subsidiaria más rentable de Knight Ridder".

¿Los momentos más difíciles? "Cuando me di cuenta que habíamos publicado algo que no era cierto y que la corrección solamente aclaraba los hechos, pero no sanaba el daño que se puede hacer publicando algo que no es cierto", dijo.

A Alberto le sucede Jesús, Jesús Díaz, el joven ejecutivo que hasta ayer fue el gerente general de la compañía. Para él, el espacio dejado por su antecesor es un reto fascinante.

"Sustituir a Alberto es un gran honor, como también es un gran honor poder seguir trabajando con el equipo que el formó en El Nuevo Herald y The Miami Herald", declaró Díaz.

Alberto asume la próxima semana la presidencia de la Fundación Knight. ¡Felicidades!


..-Rui Ferreira