"Bailaba con lobos"
Por José Saramago
No volveremos a ver la melena blanca de Susan Sontag, no escucharemos nunca más su voz fuerte y a la vez aterciopelada, no encontraremos en los periódicos los artículos de análisis, de crítica y también de protesta e indignación que nos aseguraban que la honradez intelectual seguía obstinada en no ser una mera conjunción de vocablos.
Tampoco sus novelas y ensayos luminosos tendrán continuación. Ahora mismo los Estados Unidos deberían de estar de luto si el luto cívico fuera, hoy por hoy, en este país, compatible con la atmósfera perversa y enrarecida que el poder da a respirar a la mentalidad de sus ciudadanos.
Susan Sontag "bailaba con lobos", ella misma era una loba, y a veces ululaba de desesperación porque el dolor no se acaba en el mundo, porque la guerra no se acaba en el mundo, porque lo humano tarda en llegar y lo inhumano nos va calcando a los pies todos los días y en todos los lugares. Adiós, Susan, no volveremos a vernos.
Te voy a echar de menos, te lo aseguro. Tú ya eres, según el tópico manido, una "pérdida irreparable". Mañana comenzaremos a saber mejor hasta qué punto.
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