Vacaciones insólitas
por Alejandro Armengol
Llaman la atención algunos destinos turísticos que aparecen en la sección de viajes de The New York Times del fin de semana pasado. Irak, Afganistán y el recorrido en motocicleta de Ernesto Che Guevara por Latinoamérica atraen a los que -a causa de su trabajo o atraídos por un afán de aventura- están dispuestos a arriesgarse a conocer sitios que la mayoría prefiere observar en la televisión.
Dos guías de viaje publicadas por Globe Pequot Press ofrecen consejos a los que esperan recorrer las calles de Bagdad y Kabúl. Son Kabul: The Bradt Miniguide, por Dominic Medley y Jude Barrand, y Baghdad: The Bradt City Guide. Sus lectores primordiales parece ser periodistas con la esperanza de poder salir de la habitación del hotel al llegar a una y otra ciudad, y sobrevivir para contarlo. No carecen de consejos útiles, que justifican la inversión de $12.95 que cuesta cada libro.
Por ejemplo, al llegar a Bagdad lo mejor es seleccionar un cuarto que no tenga vista a la calle, y así evitar en lo posible el riesgo de ser despedazado por la explosión de un carro bomba. Las habitaciones de los pisos superiores son preferidas, aunque no ciento por ciento seguras, si ocurre un atentado con lanzagranadas. En cualquier caso, es aconsejable tener a mano un paquete de agujas hipodérmicas, para si se requiere una transfusión de sangre.
Si viaja en avión, recuerde que las aerolíneas comerciales no siempre son una garantía de seguridad. Por ejemplo, en Afganistán los trabajadores de Naciones Unidas saben que su seguro no cubre los viajes privados por la línea aérea Ariana Afghan Airlines. En Irak, los días de cielo despejado suelen ser buenos para observar el paisaje, pero también más peligrosos ante la amenaza de un ataque con cohetes.
Si se toman en consideración estas precauciones -y algunas más- se pueden disfrutar mejor las ventajas de la visita. Por ejemplo, ahora en Kabúl han vuelto a abrir las peluquerías. También se puede ver una película al aire libre y asitir a espectáculos de música en vivo. “Hay mucho que ver en esta ciudad, pese a que casi todo está en ruina”, expresa la guía. En Bagdad es posible encontrar cafés con servicio de internet y si se celebra un evento deportivo, es un consuelo conocer que el equipo iraquí ya no está dirigido por Uday Hussein, el sanguinario hijo de Saddam.
La ruta del Che en Latinoamérica es un destino más apacible, aunque no al alcance de todos. Luego del éxito de la película The Motorcycle Diaries, muchos jóvenes muestran interés por hacer ese recorrido -que incluye Argentina, Chile, Perú, Colombia y Venezuela. Eso sí, se necesita dinero. Una compañía de Londres ofrece dos tours en el 2005 -de Buenos Aires a Lima- por un precio entre $4,500 y $5,000. No se incluye la motocicleta ni el pasaje aéreo. Otra, con sede en Texas, contempla el embarque de la moto del cliente -de Houston a Santiago, en Chile- pero a un costo de $6,950. Definitivamente, el culto al Che continúa siendo un pecado burgués.
(C) AA 2004
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